Formo parte de la generación que inauguró una nueva década: la de los queridos años 90. Fui de las últimas, pero lo conseguí. Nací un caluroso diciembre en la ciudad de Machala, Ecuador. Seguramente a nadie le suene ese sitio: está escondido en las costas ecuatorianas, pero es mi sitio, mi lugar y al que pertecen todos mis recuerdos de la infancia.
Crecí y a los 11 años -casi 12- me mudé a Madrid, España. Época del boom migratorio. Fue en el 2002 cuando llegué a un sitio totalmente desconocido para mi, y como ya ocurriera un década antes, otro gran cambio me esperaba a la llegada, esta vez no de un nuevo decenio, sino de un nuevo siglo: el XXI. Justo los años que cumpliré en un par de meses.
No quiero dilatar más mi presentación. En realidad os he contado ya el acontecimiento más importante de lo que llevo de vida porque ha hecho de mí una persona más tolerante y con una mentalidad totalmente abierta a lo que puebla este planeta. Y por supuesto porque me ha dado la oportunidad de conocer otro continente, otras formas de vida, y otros países.
Le agradezco infinitamente a mi mamá por habernos traído a mi hermana y a mi a este país, aunque aquel 18/09/02 ambas sentiéramos que el mundo se nos venía encima y que todo era de color negro, Hoy, miro a mi alrededor y me doy cuenta de que fue la decisión más acertada que pudo haber tomado. ¡Gracias mamá y gracias papá, que desde el cielo nos cuidas como si estuvieras presente en este mundo terrenal! <3
Nina