Hay que tocarse más.

15:32

"Es la primera lengua que aprendemos y sigue 
siendo nuestro rico medio de expresión emocional 
durante toda la vida" (Dacher Keltner)


Awkward hug. The Big Bang Theory © Google Images

En su edicón de Noviembre la revista Muy Interesante recogía un artículo dedicado a los asombrosos poderes del tacto. Desafortunadamente, la versión online de la revista aún no lo ha incluido en su hemeroteca online, pero recomiendo que si podéis haceros con la versión en papel, lo hagáis. Es un reportaje no muy extenso, pero desde luego bastante interesante.

Básicamente, la idea principal consistía en recordarnos el papel esencial que dar una caricia, un rápido abrazo o un simple apretón de manos jugaban en la psicología humana, teniendo en cuenta que el sentido del tacto era el primero en desarrollarse (alrededor de las 7-8 semanas de vida del feto) [Muy interesante: Noviembre, 2014] Internet recoge cientos de artículos y estudios que confirman y amplían de forma exhaustiva esta realidad. Un ejemplo es el ensayo que el periodista Benedicto Caley escribió para el periódico The New York Times. Evidence that little touches do mean so much, [Febrero, 2010] En él afirma  que "el contacto físico puede comunicar aún una gama más amplia de emociones que los gestos o expresiones, y a veces lo hacen con mayor rapidez y precisión que las palabras" 

City of God © Google Images

Volviendo al reportaje de Muy Interesante, entre otros muchos datos, decidí detenerme especialmente en aquel que mencionaba las disimilitudes culturales que diferenciaban a las más dispuestas de las más hostiles en cuanto a interacciones táctiles se refiere. The Education Resources Center, recoge un documento Reach Out and Touch Someone: Tactile Communication in Selected Puerto Rican Novels, [O`Mara, Joan: Abril, 1990] bastante completo donde condensa unos cuantos estudios psicosociales sobre el tema. En él se afirma que, como todos los aspectos de la comunicación no verbal, el contacto físico en todas sus variantes y expresiones, cambia entre las distintas culturas. En los años 60, el psicólogo Sidney Journey se dedicó a estudiar estas diferencias, observó la frecuencia con la que se producía un contacto físico entre parejas sentadas en coffee shops en San Juan (Puerto Rico), París, Londres y Gainesville (Florida). El número de veces en que estas parejas se dedicaban cualquier tipo de contacto físico pasó de 180 en Puerto Rico a cero en Londres.

La educadora puertoriqueña Carmen Nine Court también observó estas diferencias culturales, al volver a su tierra natal después de tres años viviendo en Estados Unidos: "Cuando quedé con mis amigos de toda la vida, me di cuenta de que se acercaban demasiado a mí, me sorprendió también el hecho de que constantemente mis amigas me tocaban el brazo o el hombro mientras me hablaban. Reconozco que esta actitud llegó a molestarme, me di cuenta entonces que los estaba mirando como un norteamericano lo haría, y no como otra persona nativa" (1976)

El contacto físico es una forma más de hablar y relacionarse en la mayoría de países latinoamericanos, mientras que otras culturas como la inglesa, alemana y norteamericana son menos dadas a las interacciones táctiles. Lo mismo ocurre en los países asiáticos donde Japoneses por ejemplo, en el ámbito laboral, no dedicarían una palmada en la espalda o un abrazo a un compañero de trabajo. Incluso el simple acto de besar en la mejilla no era recomendable hacerlo en público ya que tenía una connotación sexual. "Al no tener en su idioma la palabra beso, los japoneses tomaron prestada su versión inglesa y ahora utilizan la palabra kisu"  [Samovar, Porter, McDaniel, Roy: 2012]

First love © Google Images


¿Por qué tocamos más o menos?

500 Days of Summer © Google Images
Tendemos a dar y recibir más contacto físico, entonces, dependiendo de dónde crecimos, a dónde nos movemos, y de la confianza que sentimos con nuestro receptor, variables dependientes del país en el que estemos. "If you feel more intimide towards someone you will move closer, but if you feel a difference in status you will keep physically further away" [Vaughan, A. Hogg: 2014] Esto explicaría la expresión, mezcla de incredulidad, vergüenza y sorpresa, que recibí muchas veces al abrazar a quien me acaban de presentar, cuando vivía en Londres. 

Siempre pensé que el tacto era uno de los sentidos más importante, por qué sino ibamos a tener esa necesidad de tocar y tocarnos, de abrazar a alguien, de besar y ser besados. "A nivel fisiológico, tocarse activa la segregación de ciertas hormonas relevantes para la felicidad. [Muy interesante: Noviembre, 2014] Se liberan endorfinas asociadas a estados de ánimo positivos. Pero un abrazo es más importante: activa la oxcitocina. Ambas sustancias causan un bienestar con efectos a largo plazo" [J. Coan, Universidad de Virignia] Si la ciencia lo dice, razón llevará.



Karen A.

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